LA HUELLA DE LOS PIONEROS. 5 Y 6 DE NOVIEMBRE

Participantes: Rodro, Lorena y Jorge

De Nuevo, agradecer a Tomás y al TJ por su hospitalidad y por alimentar nuestra hambrienta salida.

Sábado, 5 de Noviembre de 2016

De nuevo, fieles a nuestra cita del fin de semana nos juntamos en el TJ de Soncillo (pueblo alegre y sencillo) los integrantes de la incursión de este fin de semana. Tras comprar pan y un almuerzo rápido para no perder mucho tiempo, nos metemos en las furgonetas y le damos chicha a la calefacción.

Esta vez el percal ha cambiado. El temible invierno de los páramos ha venido a saludarnos, así que toca cambiarse a todo correr. La temperatura es de unos 5 grados, y ahora no llueve pero ha estado lloviendo por la noche y por la mañana. Han caído unos 8 l/m2 hasta ahora y nos intriga la reacción de la cueva al cambio de tiempo.

Esta vez, nuestro objetivo se centra en trabajar la instalación suspendida sobre el rio. Queremos prolongar los pasamanos hasta completar, si es posible, todo el trayecto hasta el sector de las raíces. Nos quedan unos 130 m por recorrer, pero estimamos que parte de ellos podrán recorrerse sin necesidad de cuerdas porque la galería superior ha conservado suelo en alguna zona, tal como vemos desde el río. A pesar de ser pocos (y pequeños), llevamos un equipo generoso: taladro y baterías correspondientes, unos 100 m de cuerda semiestática y un simpático manojo de chapas, mosquetones y anclajes diversos.

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Trabajando en el pasamanos del río

La primera de las sorpresas aparece al llegar a la boca. Hoy no sopla. Bueno, esto tampoco es tan raro. Sin embargo al introducirnos en el primer túnel apreciamos que hoy, el Trifón está aspirando en lugar de soplar. Parece que con el cambio meteorológico y probablemente con las bajas presiones las brisas térmicas de buen tiempo entre valle y montaña se hayan visto alteradas. O yo que sé. El caso es que este fin de semana el Trifón soplaba del revés. Y su nivel seguía en mínimos de toda la campaña.

Abducidos por la corriente de aire empujamos los pesados bultos a través del angosto desfiladero. Alcanzamos la sala de los mosquitos, y poco después llegamos al montón de bloques concrecionados que da acceso al sector raíces. Proseguimos hasta la cuerda de acceso a los pasamanos del nivel superior, y atamos a ella la saca con el taladro y el material de instalación, para poder izarla desde arriba sin necesidad de bajar a por ella. Ya más ligeros, completamos el recorrido hasta el gran sifón, y en adelante hasta la rampa de barro resbaladiza, que nos conduce a la cuerda de acceso al nivel superior. Remontamos. Ya estamos en casa. Nos ponemos ropa seca.

No apreciamos cambios en el sector vivac. La temperatura es de 10.9 grados, y aunque parece que han aparecido algunos goteos nuevos procedentes del techo, no son significativos. El caudal del arroyo fósil se mantiene. Y la corriente de aire es débil y opuesta a lo habitual.

Cocinamos unos sobres de pasta caliente que nos devuelven las energías. Preparamos un par de sacas con algo de ropa, agua, comida, equipo de topo y el material de instalar pendiente. Un café y nos calzamos el equipo de verticales. En torno a las 18:30 abandonamos el hogar rumbo a lo desconocido.

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Murciélago en la Sala de las Raíces

Minutos más tarde estamos peleando con los primeros pasamanos. Llegamos a la cuerda de acceso al río. Con ayuda de una polea izamos la mochila que hemos dejado colgada esta mañana con el taladro y cacharros. Preparamos la cuerda de 40 m. Aseguramos a Rodro mientras instala esta zona, avanzando de repisa en repisa sobre la oscura y estrecha grieta.

A medida que avanzamos tiramos los bloques inestables, que acaban por dar botes contra las paredes hasta terminar finalmente en el rio, unos 15 m por debajo de nuestros pies. Una vez avanzamos unos 30 m largos colgados de la pared, aparece una repisa bastante acogedora a nuestra izquierda. Avanzamos con cuidado por ella, sin cuerda. De frente, la fractura por la que avanzamos se cierra progresivamente pero el cañón continúa por una galería lateral que sale a nuestra izquierda, ligeramente desviada respecto a la principal. En la arena del suelo se dibuja una huella antigua y misteriosa, que seguro pertenece a alguno de los pioneros exploradores.

Ahora avanzamos de bloque en bloque; no es difícil, pero no se pueden cometer errores. Por fin, las repisas vuelven a ser demasiado difusas y hay demasiados agujeros negros y nos vemos obligados a iniciar unos nuevos pasamanos. «Cursete» acelerado de instalación y Lore y yo nos estrenamos con el Uneo. Por fin, la roca se vuelve quebradiza, y una última repisa nos deja en una zona donde el cañón tiene una cierta anchura (no superior a un par de metros). Unos 15 m por debajo nuestro un bloque, y el cauce. Buscamos progresión por cualquiera de las dos paredes pero nos metemos en terreno complicado porque están muy descompuestas. Delante de nosotros a no más de 20 m la cuerda del sector raíces cae de entre los bloques. Nos descolgamos hasta el río. ¡Misión cumplida!

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Descenso hacia lo oscuro

A estas alturas son ya las tantas de la noche y estamos cansados, pero Lore no quiere perderse el sector raíces así que abandonamos temporalmente el material pesado y remontamos la cuerda. Allí visitamos las recién re-descubiertas salas de la Cobra Gay y de las Raíces. En la sala de las Raíces encontramos un murciélago dormido. Las coladas de la zona central de la sala están secas, pero en la pared del fondo hay un par de zonas donde las raíces rezuman humedad. Retiramos media docena de bloques derrumbados en la pared del fondo. El techo se prolonga sobre el derrumbe pero hay mucha faena para desobstruir allí, a falta de datos del exterior.

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Formaciones epifreáticas en la Sala de la Cobra Gay

Pasada la 1 de la mañana, tomamos de nuevo camino de vuelta al vivac. Nos espera la bajada hasta el río, la remontada por la cuerda. Pasamanos, repisas y pasos en oposición, hasta el giro. Nuevos pasamanos, hasta el lugar donde hemos empezado esta mañana. Y por fin el tramo final de pasamanos. Luego la galería de los colores y el acceso por la repisa a la galería principal. En torno a las 2 y media de la mañana estamos poniéndonos cómodos en el hogar. Una sopa para cenar y muerte súbita de dos tercios del equipo. Estamos agotados.

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Pequeño museo mineral

Domingo, 6 de Noviembre de 2016

Amanece en el Trifón a esos de las 11:45. El cansancio de ayer se hace notar aun, pero estamos contentos y satisfechos del trabajo realizado. Hoy nos planteamos subir de nuevo al cuarto nivel, a la zona nueva y corregir, como la semana pasada, errores de la topo. Así que empaquetamos algo de comida y aparatos de topo, y nos ponemos nuestros equipos de verticales. En torno a las 14:00 estamos subiendo por la cuerda al nivel superior.

Comenzamos a retopografiar desde el bloque empotrado al final de la subida, y continuamos hasta bien entrado el Paseo del Gen. Después ya ya que todos tenemos equipo de verticales vamos a tratar de re-enlazar el sector de la galería Rasputín y tirar algún punto para disponer de una referencia. Así lo hacemos; Lore toma libreta y yo Disto. Rodro nos ayuda. Subimos al sector Rasputín, tiramos un par de puntos pero se hace hora de irse, así que abandonamos temporalmente los cacharros para mostrar a Lore el sector de la galería Rasputin y las formaciones epifreáticas al fondo de la misma.

Para nuestra sorpresa, el sector Rasputín es donde más se siente la humedad de las recientes lluvias. Algunos goteos se han activado y por las coladas laterales que cierran la sala rezuman gotas de agua. Bajamos de nuevo por la colada, y entonces vemos un murciélago revoloteando, que muy probablemente no haya llegado aquí por el mismo camino que nosotros.

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Lore en el acceso a la galería Rasputín

Muy a nuestro pesar, debemos irnos porque son ya cerca de las 18:00 y aún nos queda un largo camino hasta el exterior. Así que nos bajamos cuerda abajo los 20 m que nos separan de la galería principal. Un cuarto de hora de paseo y volvemos al vivac. Recogida, almuerzo breve y de nuevo a empaquetar los bártulos pues nos queda la nunca fácil salida al exterior, esta vez con bastante material.

A eso de las 20:30 y esta vez con el viento en contra, abrimos de nuevo las puertas del Trifón. Fuera es de noche y hace 1 grado, pero el cielo está bastante limpio. Parece que la lluvia no ha sido excesiva y desde luego dentro, aparte de algunos goteos localizados, no hemos notado nada. A todo correr, nos ponemos ropa seca y entramos en calor. Nos dirigimos a Soncillo a tomar algo para cerrar la aventura. Tomás nos invita a unos pinchos. El invierno ha llegado de repente y no tardará en nevar.

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