Participantes: Bruno, Rodro, Jorge. Una vez más mención especial al TJ que esta vez nos obsequió con un generoso plato de patatas que nos devolvió a la vida el Domingo
Sábado, 3 de Diciembre
Iniciamos nuestra aventura como siempre en el TJ y a eso de mediodía. Parece que la Navidad ya ha llegado a Soncillo; así que a la que aprovechamos para visitar el mercadillo solidario que han montado en el ayuntamiento nos damos un poco a conocer en el pueblo. Por fin terminamos apalabrando una especie de muestra y charleta fotográfica para dar a conocer nuestro trabajo a la gente de la zona.
Esta vez, antes de iniciar nuestra incursión, vamos a reconocer un poco el terreno exterior. Especialmente queremos identificar los lugares de la cueva donde sabemos que tenemos menos de 10 m de distancia al exterior.
Los últimos ajustes nos han permitido detectar y solucionar un pequeño error en la georreferenciación de la boca del Trifón. Ya tenemos un práctico y elaborado montaje que nos permite superponer la geología, la topografía, la ortofoto del valle con la topografía interior de la cueva perfectamente georreferenciado con el vecino Pico del Cielma. Y la primera sorpresa ha llegado al darnos cuenta de que el mundo exokárstico y el mundo endokárstico no quedan tan lejanos…
Así que cogemos la pata de cabra, el pico y la azada y, esta vez sin neopreno, Y GPS en mano nos encarrilamos a las puertas del Trifón, pero esta vez pasamos de largo y remontamos pendiente arriba atendiendo al GPS. Revisamos la zona. Primero el sector más cercano a la boca y luego remontamos hacia lo que debería ser el techo de la sala de las raíces. Por el exterior parece ser una zona de ladera. En medio de un claro, nos parece reconocer la proyección hacia el exterior de la hilera principal de raíces que sale del techo de la sala. Rebuscamos. Estamos en un afloramiento rocoso, pero no parece haber agujeros
Seguimos reconociendo la zona hasta el camino. Allí encontramos un escarpe en mitad del bosque, que parece marcar una fractura en el zócalo rocoso. En una repisa encontramos una boca, que resulta ser un abrigo de pequeñas proporciones, pero sin continuidad.
Volvemos al camino y de ahí a lar furgonetas. Dejamos la herramienta pesada y nos enfundamos los trajes de neopreno y las mochilas. De ahí, nos dirigimos a la boca, esta vez mas tarde de lo habitual.

Abrimos la puerta. El Trifón de nuevo sopla levemente hacia dentro. Nos dejamos caer en el pasillo inundado. Lo recorremos…. Al llegar a la sala de los mosquitos decidimos que podemos, dada la hora que es ya, aprovechar para trabajar a medida que entramos. Así que manos a la obra, sacamos DISTO y nos dedicamos a topografiar la zona seca de la Sala de los Mosquitos. Revisamos y echamos puntos a todas las gateras y agujeros por los que somos capaces de arrastrarnos.
Una vez reconocido el lugar bastante a fondo, guardamos el disto y continuamos hacia el interior. Esta vez remontamos los 15 m de cuerda hasta el pasamanos que nos permite puentear el sifón terminal del rio y el laminador embarrado. Llegamos a la galería superior y la recorremos hasta el vivac. Esta nueva alternativa de acceso es prácticamente equivalente en tiempo a la tradicional a excepción quizás del parón al ponerse el equipo de verticales, pero presenta algunas evidentes ventajas como son: llegar bastante más limpios y bastante más secos al vivac; y evitar manchar de barro el inicio de la zona fósil.
Estudiamos la posibilidad de construir una tirolina en el futuro complementaria al pasamanos que nos permita transportar bultos pesados sin acarrearlos colgados. Probablemente, una vez terminado de acondicionar este acceso lo convirtamos en una rutina, que contribuirá a favorecer la conservación del primer tramo de la galería fósil.

Cuando llegamos al vivac, es bastante tarde y nos encontramos agotados. Revisamos el hogar y la comida. Algunos goteos se han reactivado y nos obligan a hacer alguna ñapa en el chamizo. Después, empezamos a preparar algo caliente, ya que hemos estado unas horas con el neopreno mojado y el cuerpo lo agradece.
Tras la comida caliente y un rato de animada sobremesa, nos retiramos al sobre. El objetivo es tratar de levantarnos pronto mañana para topografiar, si es posible, todo lo descubierto hasta ahora del sector de la galería Rasputín.
Domingo, 4 de Diciembre
Amanecemos y preparamos comida, equipo de topo y equipo de verticales para el acceso a la repisa. Nos ponemos en camino al sector. Recorremos la galería principal hasta la cuerda. Remontamos la cuerda, luego la chimenea hasta alcanzar el nivel IV.

Retopografiamos toda la conexión desde la subida, para tratar de solucionar los errores detectados en la topo en esta zona. Triangulamos en torno a la chimenea de subida, revisamos la parte inferior de la macrosala, y por fin nos encaminamos a la cuerda, que nos dejará en la repisa que da acceso a Rasputín. Poco a poco punto a punto vamos topografiando y dibujando el sector. Preparamos una conexión al pozo que tenemos pendiente de explorar y proseguimos la galería hasta llegar a su final, algo más de 150 m por delante.

Cuando ya creemos que hemos acabado, en un recoveco junto a una zona con formaciones epifreáticas conseguimos arrastrarnos bajo una colada y dar paso a unos 10 m adicionales de galería, estrecha y medio desfondada. Al final parece ser una potente vía de paso de agua con roca lavada y golpes de gubia. No es penetrable. Al lado, intentamos progresar por un agujero semitapado con costras muy delgadas y barro (El Pozo de la Comptessa). El intento es infructuoso.

Por fin, completa la poligonal del sector, debemos de iniciar nuestro regreso al exterior, ya que se nos ha echado el día encima y tenemos todavía un largo paseo hasta el exterior. Descendemos las tres cuerdas y nos plantamos en la galería principal. En un cuarto de hora estamos en el vivac. Recogemos y preparamos un breve refrigerio.
A la par que salimos, nos disponemos a probar la parte recién instalada de pasamanos sobre el río como vía alternativa de progresión con bultos. Así que nos calzamos el arnés encima del neopreno y avanzamos por la galería superior, evitando la gatera embarrada. Recorremos los primeros pasamanos. En lugar de bajar al río, continuamos adelante pero poco después llegamos a la conclusión de que, al menos de momento, el segundo tramo de pasamanos no está en condiciones para hacerlo con bultos pesados, así que regresamos a la cuerda intermedia y continuamos por debajo.
En unas dos horas desde el campamento y contando con el intento fallido, estamos en la boca. Cruzamos la puerta. Por supuesto, ya es de noche. No hace demasiado frío en esta ocasión. Nos cambiamos de ropa rápidamente y cerramos el fin de semana con un plato de patatas con carne (cortesía de Tomás) y una cervecita fresca en el TJ.