Asistentes: Rodro, Jorge, Rolo, Susana, Raspu, Toñín y Lore
Lore nos cuenta:
SÁBADO 13 DE MAYO 2017
El sábado nos dispusimos a entrar en el siempre embarrado Piscarciano con la más que divertida presencia del muy buen conocedor de la misma: Rolo. Tras ataviarnos como siempre con la magnífica cinta americana a ras de cintura para evitar la entrada del barro y dejar a Raspu cuidando de la entrada, el capitán Pescanova y súbditos llegamos a las tortuosas arenas movedizas de Piscarciano. Continuamos recorriendo la cavidad: que si cuerda por aquí, desviador por allá… hasta alcanzar la sala Burgos.

Una vez allí continuamos por una más que desagradable cuesta que resbala, aunque cabe decir que los expertos del lugar citan de mayores y dolorosos intentos de hacerse con su cima. Por fin, todos y cada uno de nosotros la subimos y continuamos la expedición, previo abandono de alguna de las sacas en lugar estratégico. Finalidad tras este punto: llegar al sector Norte. Para ello seguimos el laberinto de Alcoy y nos enfundamos en la siempre estrecha galería del Gurugú, una fiesta para las rodillas. Tras recorrerlo con más menos facilidad llegamos a la Sala Norte y la Pécora. Objetivo superado con creces, pues ambas salas nos embelesan por su belleza. Tras 4 millones de fotos nos disponemos a volver a la campa, donde Su nos ha de estar esperando.

Al salir de Piscarciano nos dirigimos a las furgos para cambiarnos y vemos que Bruno nos está esperando entre tembleques y malestar con el cuadro del TJ, ha oído un golpe de algo contra un coche y nos pregunta por Raspu, que gracias a dios está enterito. No siendo así un bambi de cabeza retorcida escondido en la cuneta. Bruno no se encuentra muy bien así que nos da el cuadro y regresa a Burgos. Cargamos el bambi en la furgo y tras descartar que alguien de Hoz lo quiera para sí mismo, lo tiramos en medio del monte para que los buitres le den buena cuenta. Quepa decir que del bicho no quedó NADA a las 24h. Tras este frenesí de acontecimientos la vida con la perspectiva de la fiesta de la party grill y mil morcillas esperando tiene otro color. Así pues, nos disponemos a disfrutar de una copiosa cena entre amigos y buena conversación.
DOMINGO 14 DE MAYO 2017
Amanece el domingo en la campa de Hoz, y como no puede ser de otro modo “el despertar es muy traumático”. El plan hoy será caminar sobre la zona de nuestros dominios que aún nos es más desconocida en busca de agujeros donde poder encontrar una cueva. Alguno dirá que el plan inicial es abandonar a uno de los nuestros, pero eso es colateralmente indirecto a nuestras intenciones primigenias, palabrita de hija del maligno.
Pues bien, la primera parada data de un agujero en el que anteriormente fueron descubiertos tesoros: una bala, una funda de cámara, un mosquetón ochentero… Para acceder a dicho agujero, entre nosotros conocido como la “Sima Vértigo Sport”, no tienes que medir más de 5 cm de espesor entre pecho y espalda, ya que si mides más te quedas encajado y es dolorosamente costoso salir. Una vez dentro se ve un caos de bloques que te acerca a una colada tras la cual parece haber dos posibles lugares de continuidad… el problema una vez más: las dimensiones.
Una vez fuera, nos despedimos de Su, que tiene que marcharse a sus cositas de facturaciones… Continuamos con lo que parecía un avance controlado en abanico por el lapiaz, de izquierda a derecha: Rodro, Lore, Rolo y Jorge… Descendemos sin acabar de vernos pero oyéndonos de vez en cuando. De repente y una vez abajo, nos reunimos con Rolo pero no hay rastro de Jorge, el que se oye de vez en cuando chiflar. Tras un rato de espera decidimos caminar hacia las furgos por si estuviera allí. Entre tanto, seguimos llamándole sin respuesta. Sea de paso útil ir guardando las coordenadas de algunos posibles agujeros en el GPS. Tras un largo tiempo y a ras de Trifón vemos al hijo de Chuck acercarse hacia nosotros… “¡¡ME HABÉIS ABANDONADO!! Llevo rato buscándoos, he subido a Hoz con la furgo, pitado por la zona del Trifón, ido hasta Vacas, vuelto y ahora aquí…”. Parece mohíno, no le hemos abandonado, sólo dejamos de oírle y no le encontramos más. Se monta en su fiel furgoneta blanca y nos abandona. Un ratillo después en la campa, y furgoneta desmontada en un 98% de su totalidad, encendemos la parrilla y le ofertamos viandas y vino… Parece ser que ya nos ha perdonado y se une a nosotros entre risas y un poco de indignación, ¡algo planeará para vengarse seguro! Con el estómago lleno y enfados fuera pasamos un ratillo más en la campa. No puede faltar la última caña donde Tomás y entrega del cuadro. Sus ojitos acristalados y voz de emoción hablan por sí solas, le ha hecho emoción.