CAMINANDO ENTRE CRISTALES ROTOS. 4 Y 5 DE MAYO DE 2019

Participantes: Bruno, Rodro, Lobo, Afri y Jorge (a la narración)

Planificando el trabajo

Sabado 4 de Mayo, 2019

La historia comienza el sábado en torno a las 12:00 del mediodía cuando los integrantes de la expedición nos juntamos en la ermita de Hoz ataviados con nuestros trajes de pez y nuestras sacas, que esta vez no nos castigan en exceso. Tras una mañana gélida el Trifón nos llama a abandonar el agradable sol de Mayo prácticamente en su cenit. Antes de entrar el rio nos sorprende con un cierto caudal cristalino que han producido las últimas lluvias, así que decidimos controlar la posición del nivel freático en el sondeo, que de nuevo nos intriga por encontrarse aproximadamente 1.50 m por debajo de este.

Esta vez hemos decidido prescindir de los excesos de material y centrarnos en objetivos puramente topográficos: nos dirigimos a una de las nuevas salas del sector superior. Se trata de un gigantesco e incómodo hundimiento por despegue de dos estratos, que deja un hueco dispuesto en forma de plano inclinado cuya pendiente ronda los 15º, descendente hacia el E-NE a favor de los estratos, y cuyo espesor fuera de la zona central y muy especialmente en su parte superior se limita a valores próximos al metro en las zonas de mayor altura. Su topografía es incómoda y compleja porque debido a las limitaciones en el eje vertical resulta muy complicado aventurar la forma y dimensiones de la sala.

Así que manos a la obra, procedemos a descubrir las siempre imprevisibles consecuencias de la importante crecida acontecida a finales de Enero a consecuencia de unas intensísimas lluvias, que rondaron los 150 litros por metro cuadrado en cosa de tres días y supusieron probablemente la mayor crecida en décadas. Las consecuencias en la boca del Trifón son ciertamente impactantes: la boca ha escupido un generoso torrente de agua, que ha excavado un cauce desplazando bloques y destrozado parte de la arqueta de captación de agua. A lo largo del pasillo, el agua ha respetado la morfología general del cauce pero ha desplazado varias toneladas de arena y sedimentos, llegando a ascender al menos 1 m su nivel. 

 Diagrama de Hjulstrom para calcular el dominio de los procesos de erosión, transporte y sedimentación según la velocidad de la corriente y el tamaño de las partículas. Fuente: Geovirtual

Por el tipo de sedimentos arrastrados –arenas y gravas finas- y utilizando el diagrama de Hjulstrom pueden intuirse en estas zonas velocidades de corriente inferiores en general a 1 metro por segundo. En la sala de los mosquitos, el agua ha lavado y redepositado rellenos arenosos aproximadamente 1 m por encima del nivel actual. Los caudales, que debieron de ser de varios metros cúbicos por segundo han arrastrado varios metros los extremos de las cuerdas de ascenso, que nosotros habíamos dejado deliberadamente fuera del agua. El rugido del pasillo debió de ser algo digno de presenciar.

Remontamos hasta el segundo nivel, recorriendo el pasamanos que nos separa del vivac. Tras ponernos cómodos y llenar el buche, es hora de proceder con la labor topográfica. La sala que tenemos entre manos es ciertamente curiosa y compleja. Nos hallamos ante un extenso hundimiento tectónico, en el que el estrato inferior se ha desplomado dejando un espacio que en general es de techo bajo excepto en su parte central, donde presenta hundimientos localizados. Este hundimiento presenta varios escalones, característicos de cambios de estratos que permiten dividir el espacio –al menos en términos visuales- en tres grandes salas limitadas por escarpes con accesos entre bloques. Los techos bajos amplifican la sensación de los espacios y dificultan la orientación en las zonas más quebradas.

 Detalle de los espejos, que evidencian la fricción entre grandes bloques de roca, con aparición de estrías y mineralizaciones y que dan nombre a esta singular sala.

Manos a la obra, hacemos dos equipos. Abordamos la tarea desde el fondo de la sala, Bruno y Lobo en sentido antihorario, mientras que Afri, Rodro y yo en sentido horario y estrenando una Tablet para la toma de datos. Aparte de unas cuantas sorpresitas como espejos de falla, fósiles, de la propia singularidad de la sala y del sonido propio de las ruinas de una cristalería al avanzar entre lascas de caliza de unos pocos milímetros de espesor, la parte superior de la sala es una penuria de menos de medio metro de altura en la que a menudo rodar es la forma más económica de moverse. Así, haciendo la croqueta, llegamos poco a poco al enlace con la poligonal de nuestros compañeros, que están resolviendo el enlace con la poligonal de la sala anexa. 

Reconociendo la sala antes del trabajo.

Tras devorar unas viandas, y antes de irnos retirando poco a poco hacia nuestro anhelado vivac iniciamos un ratoneo de reconocimiento entre los bloques del suelo en la zona del hundimiento central de la sala. Se trata de un gigantesco e inestable caos de bloques masivo, que parece evidenciar el colapso de un gran estrato de roca. No se ven formas excavadas, y solo algunas concreciones escuetas, ya que el estrato sobre nuestras cabezas es bastante masivo, dando lugar a filtraciones en general escasas y difusas, y especialmente concentradas en los bordes de la sala. Se trata de un laberinto tridimensional que conforma un nivel intermedio en el subsuelo y que abordaremos una vez concluida la topografía principal de la sala, presentándose como una zona perdedora y compleja. Aprovechando el desplazamiento de salida de la sala volvemos a cerrar una poligonal en la zona de la antesala. Conforme emprendemos nuestro camino al vivac aprovechamos para visualizar algunas zonas pendientes, y decido hacer una breve incursión a los sectores más bajos del fondo de la cueva a observar posibles muestras de haber sido inundados. Efectivamente, los últimos metros de la lateral del Lumi así como la galería de acceso al Sifón de las Flores muestran síntomas de haber sido inundados. 

Singular morfología característica del nivel superior

Satisfechos por el trabajo realizado, regresamos al vivac donde, tras una cena con sabor a bote preparamos los nidos y una vez más, disfrutamos del silencioso espectáculo del anochecer trifónico.

Domingo 5 de Mayo, 2019

La jornada de hoy se limita a la recogida del vivac y la salida escalonada de los miembros del equipo. No vamos especialmente cargados, así que salimos bastante rápido, de forma que entre las 12:00 y las 12:30 estamos en el exterior. Rodro, Bruno y yo nos acercamos a almorzar al TJ para cerrar el fin de semana.A pesar de las claras limitaciones de tiempo, y a la espera del aspecto de las poligonales, ha sido una jornada de inauguración de temporada de exploración bastante productiva, pues nos hemos enfrentado a una de las salas más complejas que hemos encontrado hasta ahora y además estamos introduciendo – con bastante éxito- el uso de la Tablet en la toma de datos. Hemos podido además hacernos una idea de los niveles que alcanza la cueva en eventos de inundaciones extremas con periodos de retorno superiores a los 10 años. En los meses venideros seguiremos tratando de cerrar metros de topografía en los niveles superiores y de comprender el origen y funcionamiento de la singular cavidad.

Avance de la topografía del sector superior, tras los trabajos realizados en la sala. Nótese el gran tamaño del hundimiento (cada cuadrícula corresponde a unas dimensiones de 10 x 10 m).

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